Por: Leopoldo Figuereo
HAY SERES HUMANOS QUE DEJAN
HUELLAS.
Seres maravillosos. Que con tesón lograron levantar una familia con
mucha dignidad y decoro. Gente que durante su larga vida exhibieron una vocación
de servicio admirable en la comunidad; enseñaron el significado de la palabra
solidaridad. Gente humilde, a pesar de la riqueza material que exhibieron y
lograron en buena lid.
El Dr. José. A. Puello se nos fue y como un gesto de unidad doña Sarah
se fue a acompañarlo para estar junto como Dios lo determinó.
Con el Dr. Puello nos unió una amistad profunda, sincera y sobre todo
tan leal y transparente que nos honró, al permitirnos sustituirlo como abogado
de oficio de la Corte por varios años; luego nos distinguió como su colaborador en la elaboración de las
memorias de los Juegos Nacionales.
El Dr. Puello, hombre extraordinario,
pacífico, altamente tolerante, sencillo, afable, se nos fue. También se nos fue
la genérala, mujer sensible, inquieta por los problemas de su pueblo, consejera
permanente, cristiana por idiosincrasia.
Perdimos dos seres
excepcionales.
Pero dejan un legado
moral y social ilimitable. Dejan una familia hermosa, con una vocación de
servicio que transciende fronteras. Cuando murió don Teto, los sanjuaneros
sentimos que se nos fue un pedazo del corazón; cuando murió doña Sarah, como
que nos quedamos sin aliento.
Dos almas bondadosas.
Que Dios la tenga en el cielo.
Amaron a este pueblo,
que aquí no están sus cuerpos enterrados, pero sentimos su espíritu, su aliento y su recuerdo. Es como dice la
canción:
Cuando un amigo se
va,
La nostalgia y el
dolor se apoderan de nosotros.
A años de su partida
lo seguimos recordando y nunca lo olvidaremos.
¡Qué Joven de San Juan no se sintió representado con la participación
del Dr. Puello en las actividades Socio Culturales y Deportivas!
A quien no le arrancó aplausos cuando dedicó sus años mozos al deporte
local, a la poesía y sobre todo al apostolado de ser maestro.
Don Teto: con un mensaje de aliento hacia los demás. Doña Sarah, la
socióloga empírica, la educadora y orientadora de corazón, nunca olvidaremos
sus aportes al desarrollo de la comunidad.
El mayor homenaje a ellos, es imitarlos, por que dejaron bien claro un
mensaje eterno a los Sanjuaneros: La unidad matrimonial, el amor a su comunidad
y su profunda fe cristiana.
El vate sigue entre nosotros.
La genérala, sigue irradiando amor y consejos.
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