miércoles, 3 de septiembre de 2014


Por: Leopoldo Figuereo


HAY SERES HUMANOS QUE DEJAN HUELLAS.



Seres maravillosos. Que con tesón lograron levantar una familia con mucha dignidad y decoro. Gente que durante su larga vida exhibieron una vocación de servicio admirable en la comunidad; enseñaron el significado de la palabra solidaridad. Gente humilde, a pesar de la riqueza material que exhibieron y lograron en buena lid.

El Dr. José. A. Puello se nos fue y como un gesto de unidad doña Sarah se fue a acompañarlo para estar junto como Dios lo determinó.

Con el Dr. Puello nos unió una amistad profunda, sincera y sobre todo tan leal y transparente que nos honró, al permitirnos sustituirlo como abogado de oficio de la Corte por varios años; luego nos distinguió como  su colaborador en la elaboración de   las memorias de los Juegos Nacionales.

 El Dr. Puello, hombre extraordinario, pacífico, altamente tolerante, sencillo, afable, se nos fue. También se nos fue la genérala, mujer sensible, inquieta por los problemas de su pueblo, consejera permanente, cristiana por idiosincrasia.

Perdimos dos seres excepcionales.

Pero dejan un legado moral y social ilimitable. Dejan una familia hermosa, con una vocación de servicio que transciende fronteras. Cuando murió don Teto, los sanjuaneros sentimos que se nos fue un pedazo del corazón; cuando murió doña Sarah, como que nos quedamos sin aliento.

Dos almas bondadosas.
Que Dios  la tenga en el cielo.

Amaron a este pueblo, que aquí no están sus cuerpos enterrados, pero sentimos su espíritu,  su aliento y su recuerdo. Es como dice la canción:

Cuando un amigo se va,
La nostalgia y el dolor se apoderan de nosotros.

A años de su partida lo seguimos recordando y nunca lo olvidaremos.
¡Qué Joven de San Juan no se sintió representado con la participación del Dr. Puello en las actividades Socio Culturales y Deportivas!

A quien no le arrancó aplausos cuando dedicó sus años mozos al deporte local, a la poesía y sobre todo al apostolado de ser maestro.

Don Teto: con un mensaje de aliento hacia los demás. Doña Sarah, la socióloga empírica, la educadora y orientadora de corazón, nunca olvidaremos sus aportes al desarrollo de la comunidad. 

El mayor homenaje a ellos, es imitarlos, por que dejaron bien claro un mensaje eterno a los Sanjuaneros: La unidad matrimonial, el amor a su comunidad y su profunda fe cristiana.

El vate sigue entre nosotros.

La genérala, sigue irradiando amor y consejos. 

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